Copiapó, 7 de mayo de 2025 — En el marco de la visita del Presidente Gabriel Boric a la región de Atacama, una delegación de potrerillanos residentes en Copiapó tuvo la emotiva oportunidad de hacerle entrega de una carta que revive una sentida demanda patrimonial: el anhelado decreto que declare a Potrerillos como Monumento Nacional.
El encuentro, breve pero cargado de simbolismo, se realizó en medio de las actividades oficiales del mandatario en la capital regional. Fue Mary Ramos, presidenta de la Agrupación Potrerillanos en Copiapó, quien entregó en mano la misiva al Presidente, expresándole la esperanza de una comunidad que, desde hace décadas, lucha por mantener viva la memoria de su pueblo originario de la alta cordillera.
La carta no sólo refleja una solicitud administrativa: es también una declaración de amor por la historia, por la identidad y por el patrimonio inmaterial que encierra Potrerillos. “Estamos a la espera del decreto que reconozca lo que para nosotros ya es evidente: que Potrerillos es parte invaluable del alma de Chile”, señala uno de los pasajes más conmovedores del documento.
Como símbolo de esta historia compartida y de la riqueza cultural del ex campamento minero, Mary Ramos también obsequió al Presidente Boric un libro sobre Potrerillos. Un gesto cargado de significado, que entrega no sólo palabras impresas, sino también relatos de vida, esfuerzo y pertenencia.
Desde el cierre del campamento en el año 1999, muchas generaciones de potrerillanos se han dispersado por Chile, pero han mantenido firme el compromiso de conservar su legado. Esta nueva instancia frente a la máxima autoridad del país renueva la esperanza de que, por fin, la historia y la cultura de Potrerillos sean protegidas y reconocidas oficialmente a través del patrimonio nacional.
“Sabemos que el camino no ha sido fácil, pero también sabemos que cada gesto suma. Hoy, con humildad pero con fuerza, volvimos a decirle al país que Potrerillos vive en la memoria y merece vivir también en la protección legal”, declaró Mary Ramos tras el encuentro.
La comunidad potrerillana, desde distintos rincones de Chile y del extranjero, sigue atenta y esperanzada. El decreto aún no llega, pero cada paso —como el de hoy— es una semilla de futuro.
